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Pequeño resumen sobre el método therasuit

¿Cómo cuidar el cerebro de nuestros hijos?

Inervaciones

Poseemos en nuestro interior un sistema que controla todo nuestro cuerpo: el sistema nervioso. Lo hace llevando información a varias redes y regiones (inervación) para mantener el correcto funcionamiento de cada una de las estructuras corporales.

 

Veamos algún concepto que nos puede ayudar a entender por qué cando me duele un punto puede que no esté directamente ahí el origen del dolor si no en otra región adyacente o más alejada.

 

Una metámera es una porción de médula espinal de donde sale un par de nervios raquídeos (derecho e izquierdo) desde que sale de la médula por el agujero de conjunción hasta la última zona del cuerpo que inerva. Está formada por diversas partes según el tipo de tejido que inerva:

  • Dermatoma: encargada de inervar la piel. Tenemos 28 dermatomas en el cuerpo humano.
  • Miotoma: inerva la musculatura. Tenemos 10 miotomas.
  • Viscerotoma: inerva órganos o vísceras.
  • Angiotoma: inervación vascular.
  • Neuritoma: el propio nervio y su prolongación con el sistema nervioso autónomo.

 

MEMORIA Y EMOCIÓN

 La memoria es algo más que el almacenamiento y la recuperación de datos. Abarca todo tipo de información, hechos, experiencias y contextos, así como estados emocionales ligados a determinadas situaciones.

 

Tipos de memoria

La teoría actual describe cinco tipos básicos de memoria. La memoria de trabajo permite retener información a corto plazo, sólo mientras se necesita, para desaparecer rápidamente después. La memoria semántica comprende eventos ajenos a nuestra existencia, como la fecha de un hecho histórico importante. La episódica recupera sucesos y situaciones desde la perspectiva personal; esto incluye sensaciones y emociones, como una fiesta de cumpleaños agradable. La memoria procedimental atañe a acciones motoras aprendidas y muy practicadas, como andar, montar en bicicleta o atarse los cordones de los zapatos. La memoria implícita afecta inconscientemente; de esta manera, por ejemplo, tendemos a creer algo que es cierto si ya lo hemos oído antes.

La expresión “cerebro emocional” suele usarse para referirse al sistema límbico, un grupo de órganos que se halla entre la parte superior del troncoencefálico y la bóveda del cerebro:  son la amígdala, el hipocampo, el fórnix, el tálamo y los cuerpos mamilares, además de áreas mediales de la corteza cerebral y de la circunvolución cingulada que las rodea como un collar.

El sistema límbico media las emociones profundas y las reacciones que parecen surgir de nuestro interior en momentos de gran intensidad emocional y que las regiones  racionales del cerebro difícilmente pueden controlar. En concreto, el hipotálamo desempeña funciones clave en impulsos básicos para la supervivencia, como la sed, el hambre, el deseo sexual y las intensas emociones que pueden acompañarlos, como ira o alegría. El hipotálamo envía señales nerviosas a varias  áreas cerebrales que después transmiten sus propias señales a los músculos, con frecuencia a través del sistema nervioso autónomo. De esta manera, por ejemplo, ante un sobresalto, el hipotálamo asume el control y manda al corazón que lata más rápido, a los músculos esqueléticos que se tensen y a las glándulas adrenales que segreguen adrenalina, en preparación para una respuesta rápida ( de “lucha o huida”).

Diversas partes del sistema límbico participan de una forma activa también en la formación de recuerdos, especialmente los episódicos. Esto explica por qué, en estados de intensidad emocional, los recuerdos se fijan con tal intensidad y por qué volvemos a emocionarnos al recordarlos.

Formación de recuerdos

Cada recuerdo está formado por una red única de conexiones entre miles de millones de neuronas en varias zonas cerebrales, especialmente en la corteza. La fijación del recuerdo en cuestión, ya sea un número o el encuentro con un famoso, empieza con un grupo de neuronas que se envían señales entre sí durante la experiencia inicial. Al activar de nuevo este grupo de señales mediante el recuerdo, se refuerzan las uniones, un proceso conocido como potenciación; tras varias activaciones, las un millones se vuelven semipermanentes. Si por pensamiento o de experiencia nuevos activan algunas de ellas, se activa toda la red de conexiones y se recupera el recuerdo.

células

Es difícil imaginarse el aspecto de 75 millones de células,  pero un buen punto de partida consiste en mirarnos en un espejo. Así es como coexisten las zonas en nuestro cuerpo un mano tipo; y cada día sustituimos millones de ellas.

 

Los primeros conocimientos sobre la célula se remontan al año 1665, gracias a las observaciones de tejidos  vegetales, realizadas por Robert Hooke. En su obra Micrographia describió con detalle que el tejido suberificado (corcho) y otros tejidos vegetales estaban constituidos por una serie de pequeñas celdas, parecidas a las de un panal de abejas, a las que denomina células.

A partir de los postulados enunciados por el botánico Matthias Jakob Schleiden, en 1838, y el zoólogo Theodor Schwann, en 1839, se inicie el desarrollo de la llamada quería con sus dos primeros principios:

  • la célula es la unidad morfológica de todos los seres  vivos. Todos los seres vivos están constituidos por una o más células.
  • La célula es la unidad  fisiológica de los organismos. La celular es capaz de realizar todos los procesos metabólicos necesarios para permanecer con vida.

En 1855, el médico Rudolf Virchow contribuyó a mejorar la teoría celular, al enunciar el tercer principio, sobre el origen de las células:

  • Toda célula proviene, por división, de otra célula.

A partir de varios descubrimientos y de los conocimientos actuales sobre genética, se puede añadir el siguiente principio a la teoría celular:

  • La célula es la unidad genética autónoma de los seres vivos. La célula contiene toda la información sobre la síntesis de su estructura y el control de su funcionamiento, y es capaz de transmitirla a sus descendientes.

 

 

Dentro de los distintos tipos de células destacamos la célula animal, a partir de la cual se forman los distintos tejidos de nuestro cuerpo.

Las células son la unidad funcional básica de nuestro cuerpo. Son minúsculas: miden alrededor de 0,01 mm de diámetro; hago las más grandes no son más anchas que un cabello humano. Además, son inmensamente versátiles: algunas forman láminas, como las del revestimiento bucal o las de la piel; otras almacenan o generar energía, Como las células adiposas y las musculares. Pese a su diversidad, todas tienen ciertas características en común, entre ellas, una membrana exterior, con centro de control llamado núcleo, y diminutas fuentes de energía llamadas mitocondrias.

 

 
Las celular son los elementos fundamentales de nuestro cuerpo. Unas trabajan en solitario - como la sanguíneas, que llevan oxígeno por el cuerpo, o los espermatozoides, que fecundan los óvulos -, y otras se organizan en tejidos, donde células con funciones distintas unen fuerzas para cumplir una o varias funciones específicas.

fontanelas

Los huesos craneales planos deben crecer con el encéfalo, de modo que no se unen óseamente hasta mucho más tarde. En el recién nacido aparecen zonas entre los huesos craneales en crecimiento que mi  siquiera están cubiertas de hueso: las fontanelas. Su cierre se efectúa en momentos distintos. La fontanela posterior es un punto de referencia de la posición de la cabeza del niño durante el parto, la fontanela anterior es un posible punto de producción para la extracción de líquido cefalorraquídeo en lactantes.

 

El cierre prematuro de suturas puede originar unas deformidades craneales características que representan variantes a la norma. Las suturas que pueden cerrarse prematuramente y determinar distintas formas craneales son la sagital, coronal, frontal y la fusión asimétrica de una sutura, mayor literariamente la coronal.

Puntos gatillo

Existe una gran variedad de problemas de los tejidos blandos que son claramente reconocibles: efectos de traumatismos (roturas, contusiones…), procesos inflamatorios (infecciosos y no infecciosos), debilidad (debida a enfermedad, dolor o problemas neurológicos). El síndrome de dolor y disfunción miofascial es una entidad extraordinariamente frecuente, diferente de las anteriores.

De la importancia del dolor y la disfunción miofascial nos puede dar una idea el hecho de que la musculatura esquelética voluntaria supone uno de los mayores órganos del cuerpo humano ( más del 40% de nuestro peso corporal). Este órgano está sujeto al uso y abuso de las actividades de la vida diaria y es una de las principales fuentes de dolor.

El síndrome miofascial tiene un protagonista principal:  el punto gatillo miofascial.

 

Un punto gatillo es un foco hiperirritable dentro de una banda tensa de músculo esquelético, localizado en el tejido muscular y/o su fascia asociada. El punto es doloroso a la compresión y, cuando es estimulado (generalmente por deformación mecánica como estiramiento, contracción o presión directa), puede revocar el dolor referido característico O fenómenos autonómicos.

Los puntos gatillo se clasifican en activos o latentes.  Un punto latente es clínicamente silencioso con respecto al dolor (salvo que se le presione), pero puede causar restricción del movimiento y debilidad del músculo afectado, es decir, tanto el activo, el latente provocan disfunción, pero sólo el punto gatillo activo provoca dolor.

neuronas espejo

¿Por qué nos embarga la emoción al ver escenas armadas con sumo cuidado y profundamente conmovedoras en ciertas películas? Porque las neuronas espejo del cerebro re-crean para nosotros el dolor que vemos en pantalla. Tenemos empatía por los personajes de ficción –sabemos cómo se sienten– porque literalmente experimentamos los mismos sentimientos que ellos.

 

En el fondo, ¿qué es lo que los seres humanos hacemos durante todo el día? Leemos el mundo, en especial, a las personas con las que interactuamos.

Cuando vemos que alguien sufre o siente dolor, las neuronas espejo nos ayudan a leer la expresión facial de esta persona y, en concreto, nos hacen sentir ese sufrimiento o ese dolor.

 

Las neuronas espejo nos brindan, por primera vez en la historia, una explicación neurofisiológica plausible de las formas complejas de cognición e interacción sociales. Al ayudarnos a reconocer las acciones de otros, también nos ayudan a reconocer y a comprender las motivaciones más profundas que las generan, las intenciones de otros individuos. Siempre se estimó casi imposible estudiar las intenciones en forma empírica pues se consideraban demasiado “mentales” como para ser estudiadas por las herramientas que se empleaban en este tipo de ensayos. ¿Cómo sabemos siquiera que las otras personas tienen estados mentales parecidos a los nuestros? Los filósofos han reflexionado sobre este “problema de las otras mentes” durante siglos, con magros resultados. Ahora sí cuentan con elementos científicos concretos para trabajar. La investigación sobre las neuronas espejo les brinda, a ellos y a todos quienes estén interesados en saber cómo entendemos a los otros seres humanos, realmente algo en qué pensar. 

En 1991, un equipo de neurobiólogos italianos, dirigidos por G. Rizzolatti, de la universidad de Parma, encontró unos datos inesperados en el transcurso de la investigación. Habían entrenado a unos simios a agarrar objetos concretos, por ejemplo un palo. Con un microelectrodo implantado en el cerebro en la corteza premotora, registraban la actividad eléctrica de ciertas neuronas. En el córtex promotor es sabido que se planean los movimientos. En determinada ocasión sucedió algo desconcertante, al activarse de pronto el aparato de registro sin que el mono realizase ninguna actividad. El efecto se pudo repetir a voluntad comprobándose en numerosas neuronas vecinas el mismo comportamiento inesperado: las neuronas se activaban sin que el mono moviera un solo dedo; bastaba con que viera que otro realizaba tal acción. Los científicos italianos habían identificado un tipo de neuronas desconocidas hasta ese momento, las denominaron neuronas especulares. Estas neuronas no reaccionan, por separado, ni al asir sin objetivo, ni a sólo el objeto que se ha de agarrar. Sólo cuando se ven juntas ambas cosas, la acción y su objetivo, se activan. Sucedía como si las células representaran el propósito ligado al movimiento.

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